Provincia de Girona
Sant Esteve de Canapost
(Forallac, Baix Empordà)
41º 58,568'N ; 3º 4,374'E
La primera referencia que encontramos del lugar de Canapost data del año 904,
cuando aparece citado en el acta de consagración de la iglesia de Santa Maria, Sant Miquel y Sant Joan de Fontanet en la Bisbal.
En
1019, el obispo Pere de Carcasona comenzó la remodelación de la catedral de
Girona.
Para llevar a cabo esta gran empresa necesitó numerosas donaciones, entre las
que figuraba un alodio situado en la parroquia de Canapost cedido por un tal
Sunifred.
Es
la primera vez que aparece documentado el templo de Sant Esteve.
Se
cree que a finales del siglo XIII pasó a ser una sufragánea de
Sant Esteve de Peratallada, pero no está clara esta dependencia y algunas
fuentes creen que las dos iglesias compartían la función de parroquia.
Actualmente depende de la parroquial de Peratallada.
En
realidad nos encontramos ante dos iglesias adosadas.
La
más antigua es la del lado derecho.
Se
construyó en el siglo IX o X y es prerrománica.
La
primitiva iglesia tiene una nave de planta rectangular, que está acabada en un
ábside trapezoidal.
Este está precedido de un transepto elevado, que no sobresale en planta, característico de la época.
Está cubierto con una bóveda de herradura, en la que encontramos restos de
pinturas murales de finales del siglo XII o principios del XIII.
Fueron recuperadas y restauradas entre los años 1999 y 2002.
En
la parte este de la bóveda se representó la escena de la entrada de Jesús en
Jerusalén.
A
la izquierda de la escena hay tres personajes, nimbados (apóstoles) que siguen
a Cristo que encima un pollino.
Entre la figura de Jesús y la ciudad de Jerusalén encontramos un grupo de
personas.
En
un primer término vemos a un hombre disponiendo dos capas en el suelo delante
del asno sobre el que va Cristo.
Otros personajes llevan palmas.
Bajo esta escena se representó otra, actualmente muy erosionada y que no
podemos identificar.
Sólo se han conservado cuatro imágenes nimbadas muy dañadas.
La
parte mejor conservada es la mano de uno de ellos, que parece señalar algo.
También se conserva un pequeño fragmento de una inscripción donde
podemos leer REhE[M]. No conocemos el significado debido a que solo se conserva
este pequeño fragmento.
En
el sector occidental de la bóveda del transepto se representa la escena de la
Santa Cena.
En
el centro de la mesa estaba representado Cristo, flanqueado por los apóstoles.
Desgraciadamente sólo se han conservado en un estado aceptable las figuras
situadas en el lado derecho.
Al
otro lado de la mesa está sentado Judas, ante Jesús.
Cristo señala con una mano un cáliz que en la mesa y la otra mano la acerca a
la boca de Judas, escena narrada en el Evangelio de San Juan.
Bajo esta escena encontramos un grupo de personajes nimbados, uno al lado del
otro.
En
el extremo derecho vemos a Jesús a punto de lavar los pies a San Pedro.
El
resto de personajes son los otros apóstoles esperando su turno.
También encontramos restos de pintura en el arco que comunica la iglesia con
el campanario.
Se
trata de un elemento de tipo vegetal.
En
el resto del templo se han conservado fragmentos muy escasos de pintura mural.
En
el lado norte de la nave, en el sector más cercano al transepto, vemos dos
piernas desnudas de un hombre sobre un fondo azulado.
A
su lado parecería que hay otra pierna, aunque muy desdibujada.
Estas piernas de hombre han sido identificadas como las piernas de Adán.
En
la parte central de la bóveda de la nave y tocando al presbiterio encontramos
un minúsculo fragmento de pintura mural.
Sobre un fondo de color azul se ven los restos de una aureola y lo que
parecería un ala de color rojizo.
Los estudiosos han indicado que podría tratarse de un fragmento de un ángel.
En
el lado sur de la torre hay otro pequeño fragmento donde vemos una figura
cubierta con un manto de color rojo y con la cabeza nimbado, que pone la mano
en el hombro de otro personaje.
Este está vestido con lo que parece una piel de animal de color gris.
Delante están los restos de otra figura humana vestida con pieles de color
marrón.
Se
cree que representa la expulsión de Adán y Eva del Paraíso.
También se ha conservado un fragmento algo mayor en el muro norte del
presbiterio.
Vemos una parte de una figura humana vestida con una túnica clara y manto de
color marrón.
Justo debajo hay una inscripción donde leemos VM MAGNVM.
Desgraciadamente estos datos no son suficientes para interpretar sin margen de
error el significado de esta escena.
La
nave está cubierta con una bóveda de cañón muy rebajada, de la que aún se
conserva parte del encañado.
A
la vista de los restos de pinturas murales conservadas, estaba decorada con
escenas del Génesis referentes al Pecado Original.
El
ábside es más pequeño y estrecho que la nave.
Está cubierto con una bóveda de cañón.
Sorprende la falta de un arco toral y un arco triunfal, habituales cuando hay
un transepto elevado.
El
hecho de que los ángulos donde debería haber el arco triunfal hayan sido
achaflanados, hace pensar en que probablemente el arco tendría perfil de
herradura y en algún momento se habría eliminado, cuando esta tipología de
arcos no era bien vista.
En
el centro del ábside se abre una ventana de un derrame.
En
la parte exterior del muro este podemos ver uno de los elementos más
interesantes de este templo.
Se
trata de la cornisa que recorre el perfil a dos aguas del tejado.
Su
excepcionalidad reside en el hecho de que presenta una decoración a base de
motivos romboidales y es uno de los pocos ejemplos de decoración prerrománica
conservados en Cataluña.
En
el muro sur encontramos la puerta de este primer templo, que fue reformada en
época románica.
Está formada por dos arcos de medio punto dovelados en gradación que no
acababan de encajar entre ellos.
En
este mismo muro podemos observar fragmentos de opus spicatum.
Entre los siglos XI y XII se añadió una segunda nave románica en el lado norte.
Como ya hemos dicho anteriormente, el conjunto tiene más la apariencia de
tratarse de dos iglesias adosadas y no de una con dos naves.
La
comunicación entre ambas se resolvió abriendo tres arcos de medio punto a modo
de arcos formeros.
Estos arcos son dobles, pues los de la nave norte se construyeron a modo de
arcos formeros donde descansa la bóveda.
Curiosamente la luz y la altura de los arcos no es la misma en las dos naves y
por tanto no coinciden.
La
nave románica también tiene planta rectangular.
Está cubierta con bóveda de cañón hechas con piedras pequeñas unidas con
abundante mortero.
La
nave está rematada al este por uno con un ábside semicircular.
Este está cubierto con una bóveda de cuarto de esfera y tiene una ventana de
un derrame en la parte central.
Está precedido de un corto espacio presbiteral.
Exteriormente está decorado con un friso de arcos ciegos bajo el tejado, que
se apoyan en pequeñas ménsulas lisas.
Otro de los elementos más característicos es el campanario inacabado.
Se
adosó al muro sur del transepto, en el que se abrió un arco de medio punto
adovelado para comunicar las dos estancias.
Se
comenzó a edificar en el siglo XII en estilo lombardo.
El primer piso no tiene aberturas. En la segunda planta encontramos dos
ventanas de medio punto en cada uno de sus muros, enmarcadas por lesenas
esquineras, un friso de arcos ciegos y un friso de dientes de sierra.
Los arcos ciegos están acabados en ménsulas, muchas de ellas esculpidas con
cabezas humanas y animales o motivos geométricos.
Como mínimo se proyectó un piso más, si bien éste no se llegó a construir.
Sólo se levantaron unos centímetros las pilastras de los extremos y algunas
centrales.
Posteriormente se unieron estas pilastras con pequeños muros hechos con
argamasa y pedruscos para fortificar la torre.
En
el muro oeste de la nave románica exponen algunos elementos encontrados en el
templo o en sus cercanías como son capiteles y sillares esculpidos.
Encontramos un sillar esculpido con una cruz circunscrita, que ha sido
reaprovechado en el muro de la nueva fachada.
No
se conserva en el templo si no en el Museo de Arte de Girona, un interesante
retablo gótico dedicado a la Virgen de la leche.
Este retablo se veneraba en el ábside de la iglesia románica.
Se
trata de un retablo de finales del siglo XV obra del maestro de la Lonja de
Perpiñán, también conocido como el maestro de Canapost.
Está dividido en tres calles de dos pisos y la predela, que desgraciadamente
se ha perdido casi por completo.
En
la calle central vemos en la imagen de la Virgen dándole el pecho al niño
Jesús, flanqueada por dos ángeles.
Encima vemos el habitual calvario en los retablos góticos.
En
las calles laterales a San Bernardo y San Nicolás.
Este último ocupa el lado izquierdo.
Está representado con capa pluvial, mitra y báculo.
Encima se representa uno de los milagros atribuidos al santo, donde protege a
un barco en medio de una tormenta.
San Bernardo aparece vestido con el hábito blanco de los cistercienses, pero
al mismo tiempo lleva un báculo abacial y un libro, que lo representan en su
vertiente de doctor de la iglesia.
Encima se ha representado la leyenda en que el santo estaba orando pidiendo la
intercesión de María, cuando un chorro de leche comenzó a brotar de la imagen
de la Virgen con el Niño.
En
el siglo XVIII se decidió construir una nueva fachada en el muro oeste, que
también quedó inacabada.
Se
abrió una nueva puerta en estilo barroco.
Encima estaba proyectado un óculo, que no se llegó a colocar en la fachada.
Este se puede observar hoy en día detrás del ábside románico, en el suelo.
En
esta zona, como era habitual, hay una necrópolis medieval.
Entre los años 2004 y 2005 se realizaron excavaciones arqueológicas que
permitieron descubrir numerosas tumbas antropomorfas y sepulcros hechos con
losas de piedra arenisca.
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