Provincia de Girona
Sant Miquel de Cruïlles
(Cruïlles, Monells i Sant Sadurní de l'Heura, Baix Empordà)
41º 57,250'N ; 3º 0,367'E
La
primera mención que encontramos del monasterio de Cruïlles data del 1057,
cuando la condesa Ermessenda hizo un legado.
Desde el año 1144 constan como posesiones del cenobio la iglesia parroquial de
Cruïlles y el priorato de
Sant Genís de Rocafort .
El
1485 fue saqueado por remences.
Un
siglo más tarde, en 1592 el papa Clemente VIII lo anexionó al monasterio de
Sant Pere de Galligants de Girona,
iniciándose así su decadencia.
En
1835 sufrió la desamortización y las dependencias monásticas pasaron a manos
privadas.
De
estas, a falta de realizar alguna campaña arqueológica en el lugar donde se
levantaba el claustro y en la masía situada en el sur de la iglesia, sólo se
conserva el muro este del claustro, donde se encontraba la sala capitular.
El
templo presenta una planta basilical con tres naves y transepto, que sobresale
en planta.
No
está clara que esta fuera la idea inicial, pues varios indicios hacen pensar
que el primer proyecto contemplaba una única nave, con un transepto prominente
y sin crucero, al estilo de los grandes templos de finales del siglo X, como
Sant Miquel de Cuixà o el de la
Santa Creu de Olorda.
Si
nos fijamos en el brazo norte del transepto podemos ver que se abrió una
ventana abocinada en el muro oeste.
Esta quedó cegada por la construcción de la nave del Evangelio.
Por lo tanto, parece lógico pensar que cuando se construyó este sector del
transepto, no estaba prevista la construcción de la nave.
También sugiere esta misma idea el hecho de que en el muro que cierra la nave
de la Epístola al llegar al transepto es coetáneo al resto del templo.
No
existe ningún arco toral que se haya cegado posteriormente, si no que el muro
fue construido con el resto del transepto.
En
él se abre una pequeña puerta de medio punto característica del siglo XI.
No
es habitual encontrar una apertura de estas características que comunique una
nave con el transepto, en cambio si que encontramos puertas como estas en el
muro de poniente del transepto en edificios que tenían un claustro adosado al
muro sur del templo.
Las naves están cubiertas con bóvedas de cañón que reposan en pilares
cruciformes y arcos fajones de medio punto.
El
transepto se cubre también con bóvedas de cañón perpendiculares a las naves.
La
modificación del proyecto inicial también supuso una modificación en la
cobertura del crucero, donde se construyó cúpula semiesférica, un poco
irregular.
En
el exterior el crucero se manifiesta en un sencillo cimborrio.
En
el transepto se abren tres tres ábsides semicirculares.
La
decoración exterior de los ábsides sigue las tendencias lombardas con arcos
ciegos, lesenas y ventanas de doble derrame.
En
el ábside norte se abre una única ventana, dos en el sur y tres en el central.
También se puede ver un friso de arcos ciegos en los muros laterales, excepto
en el sector del transepto.
A
principios del siglo XVI se hundió una parte de la bóveda, la más cercana a
los pies de la nave.
No
se repuso esta cubierta, si no que se hizo una nueva fachada un poco más
adentro.
Al
mismo tiempo se dotó a la iglesia de contrafuertes para reforzar toda la
estructura.
También se tapiaron los arcos torales de las naves laterales para convertirlas
en capillas.
La
antigua puerta del templo quedó sin utilidad.
Está formada por un arco de medio punto adovelado y trasdosado.
Sobre el último tramo de la nave norte se construyó entre los siglos XVI y
XVII la torre campanario actual.
En
el piso superior se abren cuatro ventanas de medio punto, bajo un tejado a dos
aguas.
En
el muro sur, junto al transepto se levanta una torre de planta cuadrada
edificada a finales del siglo XII o en el XIII.
Todo indica que no se terminó de construir.
Para comunicarse con el templo se abrió una puerta de medio punto irregular,
protegida por un arco de descarga apuntado.
Encima vemos una ventana de medio punto y un solo derrame, que perdió su
función al quedar integrada su parte exterior en el interior de la torre.
Sucede lo mismo con la ventana del muro oeste del transepto sur.
Precisamente el transepto sur fue "recortado" posteriormente para construir
una sacristía.
Cuando en 1930 se retiró el retablo gótico de Lluís Borrassà para llevarlo al
Museo de Arte de Girona, en el ábside central se descubrieron los restos de
unas pinturas murales románicas del siglo XII.
Son de las más originales que podemos encontrar en Cataluña.
Bajo las ventanas podemos ver un fragmento decorado como si fuera un tejido
oriental imitando cortinajes.
A
continuación y sobre un fondo rojo podemos ver una serie de leones blancos
enfrentados entre ellos.
Este tipo de decoración evoca tejidos orientales, muy apreciados en Europa en
aquellos momentos y símbolo de lujo.
Es
por este motivo que eran utilizados para envolver reliquias valiosas.
Tejidos de este estilo se encontraron en las ciudades alemanas de Seigburg y
Dentz.
Encima de estos leones encontramos una cenefa con grecas tridimensionales.
En
el intradós de una de las ventanas hay un fragmento de una estrella de doce
puntas sobre un fondo verde y ocre.
Justo encima se puede ver una inscripción donde se lee "... RA REINADO SEMPER
Virgine IS GA ..." y los pies de una figura humana.
El
resto del ábside está decorado con imágenes de la época barroca, entre las que
destacan unos ángeles.
Desconocemos si durante las obras realizadas en los últimos años se ha hecho
algún tipo de cata para ver si debajo se conservan pinturas románicas.
En
el muro izquierdo del transepto también podemos encontrar los restos de unas
pinturas murales románicas.
Se
observan tres personajes vestidos con túnicas y mantos.
Representa la traición de Judas, en el momento en que besa a Jesús.
Otro personaje, probablemente el apóstol Juan, se lo mira.
Están datadas en la segunda mitad del siglo XII.
A
principios del año 2008 se realizaron algunas catas en los muros de la iglesia
buscando restos pictóricos bajo el encalado de la nave y las capillas.
Se
descubrieron fragmentos de pinturas barrocas y renacentistas que esperan una
nueva partida económica para volver a salir a la luz.
Las que si se recuperaron durante los primeros meses del año 2010 son unos
fragmentos que aparecieron en las enjutas del segundo arco formero del lado
norte.
Son pinturas realizadas en el siglo XIII, imitando un marmoleado romano.
Este tipo de decoración era habitual en edificios de renombre, como un símbolo
de prestigio de su propietario.
De
hecho, dentro del territorio del condado de Barcelona sólo encontramos dos
edificios con una decoración similar y son el Salón del Tinell de Barcelona y
el palacio de los arzobispos de Narbona.
Ambos son edificios nobles, uno es el palacio del conde de Barcelona y el otro
es la residencia de un obispo.
Por este motivo resulta excepcional haber encontrado estas pinturas en un
monasterio y demuestra, junto con las pinturas del ábside, la importancia que
tuvo el cenobio en los siglos XII y XIII.
En
el interior de esta capilla, que conserva pinturas de otras épocas pendientes
de destapar, se conserva una de altar.
En
la capilla opuesta del lado sur también existe otra ara de altar.
En
el brazo norte del transepto hay un osario gótico empotrado en el muro oeste,
donde descansan los restos de Isabel de Hungría, que murió en 1294.
Durante la restauración del templo se ha colocado otro osario a su lado, procedente
del antiguo claustro.
En
la última capilla del lado sur se ha colocado una pila bautismal monolítica de
piedra del siglo XIII.
Sorprende su simplicidad, sólo rota por la inscripción "1232 FONS"
Del resto de dependencias monacales queda poco.
Únicamente nos queda una pared donde se puede ver una puerta y dos ventanas
geminadas.
Por su similitud con otros claustros como el de
Sant Benet de Bages, se cree que esta era la
puerta de acceso a la sala capitular desde el claustro.
Otras dependencias se ubicaban donde hoy hay una masía.
También se pueden observar los restos de otra pareja de ventanas geminadas al
otro lado de la puerta.
Sólo se ha conservado una ventana cegada, pues la otra se mutiló al abrir una
puerta.
La
comunicación entre la iglesia y el claustro se hacía mediante una sencilla
puerta de medio punto abierta en el último tramo de la nave sur, formada por
un doble arco.
En
el Museo de Arte de Girona se conserva el antes citado retablo gótico de Lluís
Borrassà.
Sabemos que el retablo lo encargó Sanxa, viuda de Jaspert de Campllong el 12
de noviembre de 1416.
En la tabla central vemos la figura del arcángel San
Miguel luchando con el dragón.
Encima y como suele ser habitual en los retablos góticos, se representó la
escena del Calvario.
En
los espacios laterales se representaron escenas de la vida del santo.
Si empezamos la lectura para la tabla superior izquierda vemos la victoria de
San Miguel sobre un grupo de monstruos. En la siguiente escena de esta calle
se representó la victoria de San Miguel en Siponte, donde se impuso a un grupo de infieles.
La
última tabla representa la aparición del arcángel en el monte Gargano, donde un
pastor disparó una flecha a un toro que se había escapado del rebaño y la
flecha en lugar de herir al animal retornó hacia el pastor.
Este hecho se esparció entre los habitantes de la zona hasta el punto de que
el obispo y su comitiva se dirigieron a la montaña para averiguar que había
pasado, momento en que San Miguel se manifestó como protector de aquel lugar.
En
la calle derecha vemos el pesaje de un alma ante la puerta del Cielo,
custodiada por San Pedro con una gran llave de plata.
La
escena del medio está dedicada a la misa del papa Gregorio, donde Cristo se
hizo presente en la Eucaristía ante la crisis de fe del santo Padre.
En
la escena también vemos a varias almas saliendo del purgatorio acompañadas por
ángeles.
La
última mesa representa la victoria de San Miguel sobre los demonios y el
Anticristo.
La
predela estaba decorada con seis santos, que debido a la erosión que han
sufrido son de difícil identificación.
También se conservan en este museo algunos elementos románicos.
En
primer lugar la Majestad de Cruïlles, prototipo de las majestades coronadas,
ya que la mayoría encontradas en Cataluña son posteriores.
La
corona no es añadida, si no que se talló en el mismo trozo de madera que la
cabeza.
La
imagen de Cristo está situada sobre una cruz de madera anterior, datada en el
siglo XI.
Esta está bellamente pintada.
Por la parte frontal está decorada con flores y motivos vegetales hechos con
colores rojos y amarillos.
En
la parte posterior vemos un Agnus Dei dentro de un círculo en la parte
donde se cruzan los brazos de la cruz.
En
los extremos se representaron los cuatro Evangelistas.
Los brazos de la cruz tienen unas inscripciones donde se lee "MONSTRATVR
PICTVS VT AGNVS Virginia ... NATVS" Y "AGNVS DEI QVI Toli PEC (CATA)".
También se puede encontrar un Cristo de cobre dorado, que se localizó entre
los escombros del monasterio, datado en el siglo XIII.
Pero entre los elementos conservados en el museo destaca la viga que había en
el presbiterio y que servía de apoyo al baldaquín.
Desgraciadamente su ubicación, justo delante de unas grandes ventanas abiertas
de par en par, hace que los reflejos no permitan su correcta contemplación y
la toma de fotografías.
Os
pedimos disculpas por la calidad de las fotografías de la viga.
Fue encontrada cuando se desmontó el retablo gótico, pues se utilizaba para
unir la predela con el resto del retablo.
Tiene casi cuatro metros de longitud y está datada a principios del siglo XIII.
En
la cara frontal vemos una procesión de clérigos.
En
primer lugar hay dos diáconos que llevan un candelabro.
Los siguen tres diáconos más que llevan un incensario, un libro y una cruz.
Los siguen dieciocho monjes con capa pluvial, sin mangas y abierta por delante.
Todos tienen la boca abierta, en actitud de cantar y caminan hacia la derecha.
Uno de los monjes lleva una bacina en la mano.
Cierran la procesión cuatro diáconos más: dos llevan un candelabro, otro un
incensario y el último una cruz.
A
continuación vemos a tres personajes ante un edificio con decoración lombarda
con una cruz griega sobre la puerta.
En
la entrada hay un obispo acompañado de dos asistentes que aguantan el gremial
o paño litúrgico.
En
los extremos de la viga encontramos motivos decorativos de tipo vegetal, que
también se repiten en la parte posterior de la viga.
En
este museo también se conservan cuatro lipsanotecas, datadas entre los siglos XII y XIII.
Desgraciadamente no están expuestas.
Desde aquí queremos agradecer las facilidades que desde el área de turismo del
Consejo Comarcal del Baix Empordà nos han dado para visitar el monasterio y
fotografiarlo.
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