Provincia de Girona
Santa Maria del Catllar
(Ripoll, Ripollès)
42º 11,526'N ; 2º 10,304'E
La
antigua parroquia de Santa María del Catllar presenta en la actualidad un
aspecto deplorable.
Su
historia está llena de infortunios, que la han conducido al aspecto actual.
El
primero de ellos lo sufrió en 1428 cuando se derrumbó buena parte de la
bóveda, como consecuencia de un fuerte terremoto que causó estragos en toda la
comarca.
El
despoblamiento de la zona provocó que perdiera la condición de parroquia, para
convertirse en un santuario mariano dependiente del monasterio de
Santa María de Ripoll .
Esto provocó la destrucción del ábside románico para construir un camarín.
Esta dependencia del cenobio de Ripoll provocó que en 1835, cuando se abandonó
éste, también se abandonara el santuario y comenzó así su destrucción.
La
puntilla loz dieron dos "iluminados" que pensaron que aquellas antiguas piedras
se podían dañar con total impunidad al servicio "del progreso".
El
primero de estos ataques lo cometieron los técnicos que instalaron las
primeras antenas de telecomunicaciones que rodean el templo.
Estos "genios" creyeron que el mejor lugar para fijar uno de los cables
tensores de la antena era la débil cubierta de un templo de finales del siglo XI o principios del XII.
Evidentemente, al empezar a taladrar el techo, la cubierta se derrumbó ... y
no pasó nada ...
El
segundo "genio" decidió que como ya no había cubierta, el mejor lugar para
poner un vértice geodésico era en lo alto del muro de mediodía.
Para acceder más cómodamente, instalaron una escalera metálica, que servía
para que aquellos que se acercaban a este lugar subieran a lo alto del muro y
hicieran un paseo por el perímetro del templo, deteriorando así los muros y
haciendo caer algunas de sus piedras ... Incomprensiblemente, el vértice sigue
a día de hoy en el mismo lugar.
Las administraciones sólo han creído conveniente cortar la escalera.
Supongo que para evitar que alguien se haga daño, pero no para proteger estas
viejas piedras ...
Así pues, los restos de este templo, consagrado el 1 de enero de 1040 por el
abad Oliba, intentan sobrevivir esperando que las administraciones recuerden
su existencia.
Aún se conservan los muros perimetrales de la nave rectangular, que estaba cubierta con una bóveda de cañón, de la que queda un fragmento de su arranque.
Inicialmente, el templo tenía un ábside semicircular, del que se conservan los
cimientos.
Actualmente están ocultos bajo la vegetación y los restos de la torre
derrumbada del camarín.
En
el muro sur se abre la puerta de entrada al templo, formada por un arco de
medio punto adovelado.
A
su lado vemos la única ventana románica que se ha conservado.
Es
de medio punto y de doble derrame.
Esta ventana fue cegada cuando se excavó parte del muro para hacer una capilla.
A
la misma altura del muro norte también se construyó otra capilla.
|