El lugar de Borgonyà aparece citado por primera vez en un documento del año 957. La iglesia, en cambio, fue consagrada el año 1142. Fue una posesión de la ciudad de Girona, hasta que en 1399 fue cedida al rey Martí.

Está formada por una sola nave, cubierta con una bóveda apuntada y rematada al este por un ábside semicircular.

Posteriormente se le añadieron la rectoría, una capilla barroca y una sacristía. En 1623 se reformó la fachada, añadiendo también un campanario de torre.

El ábside está decorado externamente con un friso de arcos lombardos, hechas con piedra negra y separados por dos lesenas.

En la parte central se abre una ventana de medio punto y abocinada, protegida por un guardapolvo en forma de moldura.