Provincia de Girona
Sant Esteve de Llanars
(Llanars, Ripollès)
42º 19,233N ; 2º 20,623'E
El lugar de Llanars aparece citado por primera vez en el año 1027. Tendremos
que esperar casi un siglo para encontrar la primera referencia escrita al
templo de Sant Esteve.
La
consagración del templo actual se realizó el día 10 de noviembre del año 1168.
La efectuó el obispo de Girona, Guillem de Peratallada.
A
pesar, que como ya hemos comentado, el templo se construyó en el siglo XII,
algunos elementos arquitectónicos nos hacen pensar que este se edificó sobre
una construcción anterior, concebida con parámetros muy diferentes a los
utilizados finalmente.
Estas características del edificio del siglo XII seguían los parámetros de lo
que por aquellas fechas se hacía en las zonas del Roselló, del Empordà y de la
Garrotxa.
Esto hace que tenga muchas similitudes con templos como
Sant Cristòfol de Beget o
Sant Feliu de Rocabruna .
El
templo está formado por una sola nave, rematada al este con un ábside
semicircular.
Este está precedido de un amplio espacio presbiterial, descentrado respecto al
eje de la nave, ya que es más estrecho por el lado norte.
Cerca del presbiterio se abrieron posteriormente dos capillas laterales, una a
cada lado de la nave, dotando al templo de planta de cruz latina.
En
una época aún más moderna se adosó una sacristía en la capilla del lado sur.
Tanto en el ábside como el muro sur está decorado por un friso de dientes de
sierra, que se apoya en ménsulas lisas.
En
cambio, el muro norte no tiene ningún tipo de decoración.
De
hecho se pueden ver grandes diferencias en el aparato constructivo de los
muros norte y sur.
El
primero seguramente pertenecía a la edificación anterior y está formado por
grandes sillares, muy bien tallados y dispuestos de forma ordenada.
En
cambio, en el muro sur podemos ver sillares más pequeños y sin pulir.
En
el muro sur observamos dos pilastras, que deberían soportar dos arcos torales,
que no se llegaron a construir.
La
bóveda de la nave es apuntada.
En
la fachada oeste encontramos la puerta de acceso.
Esta es uno de los elementos más interesantes del templo y sigue el modelo
característico de las iglesias del Rosellón.
Está formada por dos arquivoltas en gradación, que rodean un tímpano y dintel
lisos.
La
arquivolta interior está decorada con un motivo de cuerda, mientras que la más
exterior tiene dos bolas esculpidas en cada dovela.
También encontramos bolas en la parte interior del arco del tímpano.
Las arquivoltas se apoyan en dos pares de columnas, que tienen los capiteles
esculpidos.
Los dos más exteriores están muy erosionados.
A
pesar de su deterioro se puede entrever que estaban decorados con motivos
vegetales y animales.
En
mejor estado se encuentran los dos capiteles interiores.
En
el de la izquierda encontramos dos águilas con las alas extendidas.
Detrás se ven motivos vegetales.
En
el lado derecho encontramos un capitel derivado del tipo corintio, decorado
con diferentes tipos de hojas.
La
puerta fue reforzada con una herramienta románica.
En
cada batiente encontramos cuatro tallos, que al llegar a los extremos se
bifurcan y se convierten en volutas en forma de caracol.
A
cada uno de estos tallos le cruza otro igual en sentido vertical.
También son de época románica el tirador y el cerrojo, donde se observa una
cabeza de serpiente en el extremo derecho.
En
la parte superior de la fachada oeste había una espadaña de dos ojos, que
posteriormente se transformó en un campanario de torre terminado en una
cubierta piramidal.
En
el interior del templo se conserva el frontal de altar del siglo XIII.
En
la parte central observamos el pantocrátor que nos bendice con su mano derecha,
mientras que con la izquierda sostiene un libro.
La
rodean los cuatro símbolos del Tetramorfos.
En la parte superior izquierda encontramos a San Esteban ordenado como diácono
por cuatro apóstoles.
En
la imagen inferior encontramos al santo lapidado.
Observa la escena Saúl, quien luego será San Pablo, pues la tradición dice
que él aguantaba los trajes de los encargados de tirar las piedras.
En
el lado derecho, en la parte superior, vemos a Gamaliel y su hijo Abibas que
fue el encargado de enterrar el cuerpo de San Esteban.
Cuatrocientos años después de la muerte del santo, Gamaliel se aparece al
padre Luciano y le indica donde está sepultado el santo.
El
autor ha pintado a Gamaliel tocando con una vara a Luciano, que está acostado
en una cama, para remarcar la veracidad de esta aparición.
En
la escena inferior derecha, vemos al obispo Juan de Jerusalén y al padre
Luciano con el cuerpo desenterrado de San Esteban.
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