Aragón - Provincia de Zaragoza
Ermita de la Virgen de la Corona
(Erla, Cinco Villas)
42º 07,152 'N ; 0º 56,953'O
Templo edificado en la parte más alta de la ciudad, junto a los restos que
quedan en pie del antiguo
castillo .
Fue edificada en el siglo XIII en un románico tardío, que ya adopta algunas
formas góticas.
Está formada por una sola nave, que tiene una cubierta de madera a dos aguas,
reforzada por tres arcos de diafragma apuntados.
Estos arcos descargan su fuerza en grandes contrafuertes situados en el
exterior.
La
cabecera está formada por un ábside semicircular, que presenta una ventana en
forma de aspillera por la parte exterior y abocinada por la parte
interior.
El
ábside está cubierto con una bóveda de cuarto de esfera de piedra, que
conserva pinturas murales tardías y de carácter popular en bastante mal estado.
En
la bóveda vemos un Pantocrátor rodeado por un Tetramorfos.
Se
accede al templo por una puerta abierta en el muro oeste.
Está formada por cuatro arquivoltas de medio punto en gradación.
Las de los extremos son lisas, mientras que las centrales tienen forma de
bocel.
En
las jambas de la puerta encontramos un elemento poco frecuente, al menos, no
recordamos haberlo visto en ningún otro lugar.
Se
trata de dos ventanas aspilleradas por la parte exterior y abocinadas por
el interior.
En
el muro sur y junto al presbiterio encontramos una sencilla puerta,
probablemente de factura moderna.
Aparte de las pinturas del ábside, el otro elemento interesante de este templo
era su retablo del siglo XV.
Por cuestiones de seguridad actualmente está ubicado en el templo parroquial,
en el centro de la población de Erla.
Recientemente ha sido restaurado y vuelve a lucir como cuando lo pintaron
Tomás de Giner y Arnau de Castellnou.
En
la calle central vemos a María con el Niño rodeados por ángeles músicos.
Flanquean a la Virgen y a Jesús dos figuras orando, que se corresponden con los
donantes del retablo.
Encima, en lugar de encontrar el característico Calvario de los retablos
góticos, encontramos la escena de la Coronación de María, donde es el propio
Jesucristo quien le pone la corona.
En
la calle izquierda vemos las escenas de la Anunciación, el Nacimiento de
Cristo y la Adoración de los Magos.
A
la derecha se representó la Resurrección de Jesús, su Ascensión al Cielo y
Pentecostés.
La
predela está dedicada a San Pablo, San Sebastián, San Pedro y San Blas, que
flanquean a Cristo saliendo del sepulcro ante María y San Juan.
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