Provincia de Girona
Castillo de Mataplana
(Gombrèn, Ripollès)
42º 15,694'N ; 2º 3,671'E
El castillo de Mataplana se encontraba en el condado de Cerdanya, dominando
una pequeña parte de la zona alta del valle de Gombrèn.
Con el paso de los años se convirtió en el centro de una importante baronía.
Hug Dalmau es el primer caballero que tomó de Mataplana en el año 1086. Por
las características del emplazamiento donde se encuentra el castillo y por qué
no aparece citado en ninguno de los juramentos que los Mataplana hicieron ante
los condes de Cerdanya, parece que se trataría más de una
gran casa fortificada que de un
castillo encargado de vigilar o defender un territorio.
Dejó de tener funciones de residencia de la familia Mataplana en el siglo XIII,
cuando Ramón de Urtx se trasladó a la Pobla de Lillet, donde también tenía una
casa.
A
pesar de este cambio de residencia, esto no significó un cambio en el nombre
de la baronía, que en el siglo XIV comprendía los términos de Toses, Gombrèn,
Santa Cecilia de Riutort, Saus, Lillet, Brocà, Palomera, Aranyonet, Mogrony,
Mayans, Rus, Castellar, Sant Jaume de Frontanyà y Sant Martí de la Nou.
El
nombre de Mataplana desapareció cuando Hug de Mataplana, hijo de Ramón de
Urtx, se casó con Sibila, hija de los condes de Pallars.
A
partir de entonces los Mataplana pasaron a ser conocidos con el nombre de
Pallars y los primogénitos dejaron de llamarse Hug y adoptaron el nombre de Roger.
La
residencia inicialmente se mantuvo en la Pobla de Lillet, hasta que en 1374
Jaume Roger de Pallars se vendió a Pere Galceran de Pinós la baronía de
Mataplana y el valle de Toses.
Dos años más tarde los Pinós se deshicieron de las propiedades que tenían en el Ripollès, entre ellas la casa de Mataplana y las vendieron al abad de Sant Joan
de les Abadesses.
En
1986 se empezaron a hacer las primeras tareas de excavación de restauración de
este edificio.
A
medida que se iba desescombrando se comprobó que las dimensiones de la casa eran
muy superiores a las que se creía inicialmente.
El
castillo fue edificado en dos etapas claramente diferenciadas.
Por un lado encontramos un recinto del siglo XII construido a modo de gran
torre.
Posteriormente se amplió la fortificación, con varias estancias distribuidas
alrededor de un patio central, siguiendo el esquema habitual de los castillos
góticos.
Previamente había existido una torre circular de seis metros de diámetro,
anterior al siglo XII, que se derribó para construir una gran torre de planta
rectangular.
La
planta inferior estaba cubierta con bóveda de cañón, sobre la que se alzaba un
piso en el que se abría la puerta de acceso en el muro este.
Posteriormente se amplió la casa hacia el sector oriental.
Como ya hemos comentado, se construyeron varias estancias en torno a un patio
central, que aún conserva el enlosado.
En
el lado sur estaban las cámaras y la cuadra, mientras que en el lado norte
estaba el horno, el amasador y el almacén.
Sobre estas estancias se levantaba un segundo piso, al que se accedía por una
escalera de piedra, descubierta durante las excavaciones y que podría haber
sido construida en el siglo XIV.
A
finales del siglo XI o durante el siglo XII se construyó una pequeña iglesia
fuera del recinto amurallado dedicada a
San Juan .
Entre la iglesia y el castillo se levantaron algunas casas, en lo que era
conocido como el barrio del castillo a finales del siglo XIII o principios del
XIV.
Las casas eran hechas con muros de piedra seca y cubiertas con losas.
Se
cree que tenían dos plantas, ya que no se encontró ningún rastro de aberturas
en los muros de los pisos interiores.
El
castillo se encuentra en una propiedad privada que impide el acceso libre.
Un
cartel situado en la valla que rodea el recinto nos informa de la realización
de unas visitas turísticas muy esporádicas.
Hay que visitar el museo del conde Arnau, situado en Gombrèn para enterarse de
estas visitas y pagar la entrada correspondiente.
Esto hace que la mayoría de visitantes que lleguen al castillo desconozcan
estas visitas y se queden en las puertas, sin poderlo visitar.
El
castillo se encuentra alejado del núcleo de Gombrèn y
se accede a él por una
carretera llena de curvas, lo que hace desistir a la mayoría de personas
de
bajar al pueblo para reservar una plaza para las visitas.
Creemos que es necesaria una mejor promoción del lugar
y una mayor frecuencia de visitas los fines
de semana y en épocas turísticas, así como algún rótulo informativo a la
entrada de Gombrèn.
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